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Influencia psicológica de las alergias alimentarias

¿Es necesario el apoyo psicológico y nutricional?

En primer lugar, si hay influencia psicológica de las alergias alimentarias, nutricionalmente, es necesario un buen asesoramiento a la hora de comenzar con un diagnóstico de intolerancia y/o alergia alimentaria o de enfermedad celíaca. Acudir a un profesional de la dietética y nutrición que nos aporte toda la información necesaria, recomendaciones e incluso recetas y estrategias para adaptarnos a la nueva situación, es muy importante. Hay mucho desconocimiento que nos lleva a mitos y creencias erróneas.

La cuestión psicológica, es relativa. Depende mucho del momento en el que cada persona se encuentra a la hora de recibir el diagnóstico. Hay personas que el trabajo en aceptación del mismo implica un acompañamiento psicológico y otras personas, que aunque aceptan de forma satisfactoria la nueva situación, muestran una gran frustración a la hora de adaptarse y adaptar sus costumbres al mismo (especialmente en el ámbito social). En este segundo caso, la necesidad de acompañamiento no se refleja de forma directa pero sí a lo largo del proceso. Dicho proceso de acompañamiento psicológico comienza por psico-educar sobre lo que supone el diagnóstico, las barreras que podemos encontrar, y normalizar las respuestas ansiosas que pudieran vincularse (es normal sentir angustia, preocupación e incluso desesperación ya que supone una situación nueva, una readaptación de rutinas y alimentación).

Lo ideal sería que ambas profesiones pudieran acompañar (junto con las profesiones médicas correspondientes) a las personas que se ven implicadas en este tipo de procesos para prevenir y fomentar una adecuada salud mental y física; sin embargo, desgraciadamente esto no es lo que suele ocurrir.

Aspectos a tener en cuenta de la influencia psicológica de las alergias alimentarias

En segundo lugar, vamos a hablar sobre los aspectos a considerar en caso de influencia psicológica de las alergias alimentarias. La atención a personas, que por una enfermedad, intolerancia o alergia necesitan adaptar su alimentación y restringir obligatoriamente ciertos alimentos, pueden conllevar conductas que nos pueden recordar a otras patologías de salud mental.

La situación personal, el grado de intolerancia o alergia y el contexto que facilite o dificulte la adaptación, serán factores que afecten de manera directa e indirectamente a  la respuesta psicológica ante esta circunstancia. 

En la práctica clínica, la mayoría de los casos, son por conductas de atracones que comenzaron posteriormente al diagnóstico de una intolerancia. Y en segundo lugar, una inadecuada gestión de la frustración y la angustia que a veces supone la aceptación del diagnóstico.  En ambas opciones, los primeros pasos básicos que debemos atajar son: Psico-educación (y educación alimentaria), expresión emocional, gestión emocional, aceptación y adaptación.

 

Preocupación más frecuente

Comer fuera de casa. Sin duda, mayoritariamente la preocupación recae sobre el ámbito social y no exclusivamente en la comida, sino en todo lo que repercute: “¿Qué pensarán si llevo mi comida?”, “¿Y si como antes para no tener que comer allí?”, “¿Y si no se adaptan al cambio de restaurante?”, “¿Cómo les comunico que mis posibilidades en determinados restaurantes es limitada?” … Por ello, es tan importante que socialmente tengamos consciencia sobre estas circunstancias. Lo más adecuado ante este tipo de preocupaciones, sería acudir  a un profesional de la  nutrición y/o psicología para trabajar sobre las habilidades sociales.

Recomendaciones

Para terminar, se recomienda expresar lo que siente. A veces, nos juzgamos tanto a nosotros mismos y nos encorsetamos en “lo que debería de ser” que nos olvidamos de nuestro mundo más emocional.

Es cierto, cuando recibes el diagnóstico encuentras alivio (generalmente) a una serie de malestar físico que has estado teniendo hasta el momento. Encuentras respuestas. Sin embargo, eso no debería limitarnos al poder expresar la dificultad que nos supone adaptarnos, la frustración que a veces genera la falta de información social ( “anda por un día qué te va a pasar…” ), etc. Sea la emoción que sea, no pasa nada. Tienes derecho a expresarla, compartirla con alguien que pueda comprenderte (de aquí la importancia de conocer a gente con el mismo diagnóstico) y eso te va a permitir poder implementar estrategias sanas de gestión emocional.

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